A pesar de que sus cuentas en materia de economía fueron un tanto estables hasta cierto punto (y la clase media mexicana viviera un pequeño esplendor), la historia no le perdona la masacre de 1968 ni que haya sido colaborador de la CIA mientras fuera Secretario de Gobernación. Durante su mandato, se llevaron a cabo redadas, desapariciones forzadas (al puro estilo de las dictaduras más cruentas) y represión contra lo que él suponía “una amenaza socialista”. Y sí, él dio la orden (y un año después asumió toda la responsabilidad) del operativo militar que culminaría en la matanza de estudiantes en La Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco, aquél lamentable 2 de octubre de 1968. Nosotros no lo hemos olvidado.
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